Hoy nos dejaron a Venezuela sin luz. El apagón más grande jamás registrado en nuestras tierras. Más de veinticuatro horas en la más completa oscuridad.
Hoy muchos pacientes respiratorios no lograron sobrevivir. Muchos compatriotas perdieron la vida en las salas de emergencia, en los quirófanos. Muchos dependientes de diálisis podrían quedar condenados al no tener acceso a ese servicio.
Hoy Nicolás Maduro y su gente culpan nuevamente a la oposición. Culpan al "imperio", a Marco Rubio y a Donald Trump. Nada dicen del deterioro de la infraestructura eléctrica nacional desde los tiempos del barril de petróleo a 150 dólares. Ni una palabra de los más de veinte mil millones de dólares robados por ellos mismos con la excusa de comprar infraestructura eléctrica adicional.
Pero este no es todo el cuadro.
En la otra acera una parte de la oposición culpa al mismísimo Juan Guaidó por no llamar a la violencia. Por no firmar hoy mismo un papel que autorice una invasión salvadora. Por no "resolver" más rápido el problema que se está llevando a nuestros hermanos.
Hoy todos amanecimos en guerra. Estamos dando palazos a ciegas en medio de la oscuridad. Estamos impotentes, indignados y culpamos a todo el mundo. Se nos olvida que hay un enemigo muy reducido en número, pero sumamente poderoso, al que estamos opuestos todos nosotros.
Juan Guaidó no está trabajando solo. Hay un equipo muy grande y diverso trabajando alrededor de él. Ese equipo tiene comunicación directa incluso con los presidentes de la región, de Europa y de Norte América. No es una firma lo que nos separa de la democracia. No es falta de voluntad o de imaginación lo que nos demora. Hay un trabajo de limpieza enorme que hay que emprender y tenemos los mejores profesionales de nuestro lado. La guerra ya comenzó, y como en toda guerra nadie nos va a decir por las redes sociales cuales son las estrategias.
Nos toca estar unidos y confiar en quienes llevan las riendas. No olvidemos que cuando estamos unidos somos casi la totalidad el país, pero cuando estamos divididos, somos unos cuantos grupos anárquicos dando golpes en la oscuridad.
No permitamos que la impotencia nos robe, una vez más, la cordura.
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