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¿En qué medida afectan las remesas de los venezolanos a la economía de Curaçao?


El siguiente texto es un fragmento de mi artículo publicado en la Revista Cultural Kristof de Curaçao, la cual dedica la totalidad de su último número (diciembre 2019) a temas migratorios.




La economía de un país puede compararse, en términos prácticos, con la de una familia. Cuando dentro de una familia se compra un bien material o se paga un servicio, ellos obtienen algo a cambio por su dinero. De algún modo, el dinero “se queda” dentro del entorno familiar porque es “sustituido” por algo del mismo valor. Sin embargo, cuando la misma familia hace regalos o donaciones, el capital familiar disminuye. Es lógico aspirar a que la cantidad que se gasta en regalos o donaciones, no descapitalice a la familia.

En este sentido, el dinero que se envía desde Curaçao a otros países, bien sea por la vía de remesas a Latinoamérica o a familiares en Holanda, es dinero que deja de circular en la economía local. Es realmente una forma de descapitalización del país.

Si pasamos en horario laboral por delante de cualquier oficina de Western Union en Curaçao seguramente veremos a decenas de personas esperando para transferir dinero. Son mayoritariamente trabajadores extranjeros enviando sustento a sus familias en sus respectivos países de origen. Pero, ¿qué porcentaje de los ingresos puede mandar un trabajador en la isla?, ¿qué tan grande es la descapitalización por remesas?

En una economía con un costo de vida bajo, es fácil imaginar que las personas puedan ahorrar lo más posible y enviar como remesa la mayor parte de lo que ganan. Eso no sucede de igual manera en Curaçao. Cualquier persona que trabaje en esta isla debe gastar un porcentaje importante de lo que gana, por lo menos, en alojamiento, comida, electricidad, agua y transporte. Mientras menos dinero gane la persona, mayor será el porcentaje de lo que deba usar localmente y menos lo que pudiera enviar al exterior.

Pero en el caso específico de los venezolanos, el procedimiento de envío de remesas es muy diferente. Dado que en Venezuela existe un estricto control de cambio desde el año 2003, el método que se utiliza para enviar dinero no es a través de transferencias bancarias, ni de organizaciones especializadas como Western Union o MoneyGram. Se realiza a través de personas que poseen cuentas en bolívares dentro de Venezuela.

En términos prácticos, un negocio cualquiera dentro de Venezuela, en lugar de ahorrar en bolívares, los cuales se devaluarían al cabo de pocos días, utiliza a algún conocido en el extranjero para que éste reciba dinero en otra moneda (florines en nuestro caso), mientras en Venezuela se utilizan los bolívares del negocio para entregárselos a las familias receptoras de remesas. Es decir, el dinero que se recibe en el exterior para remesas hacia Venezuela, se convierte en el “ahorro” en el exterior, de algún negocio dentro de Venezuela. 

En resumen, dadas las restricciones cambiarias dentro de Venezuela, los florines de las remesas que envían los venezolanos en Curaçao a sus familias, no se transfieren al exterior de la isla. Solo cambian de manos dentro de la isla. 

No constituyen descapitalización.

Comentarios

  1. Con una pequeña observación. Existe una modalidad donde las personas que envían remesas hacia Venezuela, entregan florines al intermediario. Pero ese intermediario, necesita enviar dolares a sus proveedores de bolívares. Por lo que generalmente hacen transferencias grandes y semanales en dólares fuera de la Isla, para comprar una cantidad de Bolívares a un precio menor, y así suplir la demanda.

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