Muchas veces escuchamos hablar en los medios locales sobre los problemas de la inmigración. Pareciera haber un consenso en que, con la llegada de los inmigrantes, solo pueden llegar problemas. Más personas comiendo del mismo pastel. Sin embargo, pocas veces se escucha hablar de cómo la inmigración suele ayudar a las sociedades a "agrandar" el pastel.
En este audio, radiado el día miércoles 22 de mayo por la emisora Z86 de Curaçao, el periodista Orlando Cuales hizo una muy interesante reflexión acerca de la inmigración y sus aportes a las sociedades. A nivel global, menciona el periodista, existe un 3% de población migrante en el planeta. Sin embargo, sus aportes combinados al PIB de los países donde están, es del 9%.
La explicación es simple. Normalmente las personas que emigran, hacen lo posible por producir dinero para darle a sus familias la estabilidad que ellos perdieron. Eso hace de las personas expatriadas, en la mayoría de los casos, gente muy enfocada, trabajadora y con muchos deseos de progresar. Por eso la productividad de ellos es tres veces mayor a nivel global.
¿Es eso bueno o malo para los estados receptores?
A países como los Estados Unidos de América y Canadá no les ha ido nada mal con la inmigración. Son potencias precisamente debido al aporte de sus migrantes. Venezuela, en sus mejores años, también tuvo mucho que agradecerle a la llegada de importantes cantidades de inmigrantes europeos. Ellos llegaron, en muchos casos, como mano de obra no calificada. Luego de pocos años, la cantidad de empleos en el país se amplió como resultado de los nuevos puestos de trabajo generados a raíz de su esfuerzo.
Curaçao es también un país de inmigrantes. La gran mayoría de los nacidos en esta isla tienen a un extranjero entre sus ancestros más cercanos. Esta realidad debería sensibilizarnos, por lo menos, en favor de aquellos inmigrantes que llegan por razones de supervivencia. Tal vez deberíamos ver, en algunos de los que llegan, a uno de nuestros propios ancestros. Personas que, tal vez atraviesen por el peor momento de sus vidas, pero que seguramente estarán dispuestas a esforzarse al máximo para salir adelante.
Ojalá nuestros dirigentes se enfocaran en hacer más políticas de integración y no solamente de protección. Tal vez a la vuelta de muy poco tiempo, podríamos sorprendernos al descubrir que la inmigración, lejos de ser una de las causas de la crisis que vivimos, podría convertirse en la solución a los problemas de nuestra golpeada economía.
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